Un millón en la basura (José María Forqué, 1967)

Es de noche. La cámara se desplaza del luminoso y navideño escaparate de una humilde tienda de comestibles a la silenciosa y desierta calle de un fantasmagórico y paupérrimo suburbio madrileño. En uno de sus hogares, Pepe, empleado municipal del servicio de limpieza, arropa a sus hijos dormidos. Resignado, se queja de que nuevamente tiene para comer sardinas. “Y desde mañana, pan solo”, le responde Consuelo, su mujer. El sueldo que gana es insuficiente para cubrir gastos: tienen muchas deudas generadas simplemente por sobrevivir en el día a día. Una amenazadora carta que se resisten a abrir les comunica lo que ya se temían: en cuarenta y ocho horas, una orden de desahucio les obligará a abandonar el cuchitril indigno en el que habitan. “¡Egoístas, miserables, asesinos: no tienen conciencia!”, grita Pepe a modo de desahogo. Aquejado de un fuerte reuma crónico, sale en mitad de la noche a baldear las calles con la manguera. Así comienza “Un millón en la basura” : en pocos m